sábado, 18 de julio de 2009

Socialicemos el arrendamiento


TEMAS Venezuela
Opinión
del 10 al 16 de julio de 2009


Socialicemos el arrendamiento

Maglene Sierraalta
En la historia universal, el arrendamiento inmobiliario de viviendas es uno de los mejores ejemplos de injusticia social. Ninguna ley ha podido garantizar equidad entre propietarios e inquilinos, ni ha logrado facilitar la organización del mercado arrendaticio.
Tienen mucha similitud la Ley del Trabajo y lo que debe ser una Ley de Arrendamiento Inmobiliario; es lógico, ambas son de orden público y social. Juntas hacen causa común.
En Europa, siempre han tratado de acabar con el liberalismo en el arrendamiento. Han utilizado mecanismos tales como congelamiento de alquileres, y exclusión o restricción de los límites temporales del contrato, a consecuencia del marcado descenso en la construcción de inmuebles que han originado grave escasez de viviendas. Imperan leyes del mercado. Muy al contrario de lo que pretenden hacernos creer en Venezuela los representantes de los propietarios.
Los gobiernos europeos, en su momento histórico, optaron por construir viviendas de interés social. En países como Austria y Suecia, aun mantienen la política de protección.
En la mayor parte de los países europeos, el negocio del arrendamiento siempre se ha balanceado entre la protección intervencionista y la filosofía liberal. Estas oscilaciones han impedido el equilibrio de las relaciones entre arrendador y arrendatario. Han demostrado con creces que es imposible la equidad. Irlanda optó por masificar la propiedad -el 90% de los irlandeses son propietarios- y eso los exime de regular el sistema arrendaticio.
El ideal debería ser el equilibrio entre lo que se da y lo que se recibe. Utopía, al menos en nuestro ambiente inquilinario. El propietario pretende y cobra altos alquileres –no regulados- pero no otorga un servicio cónsono con el pago. Siempre han tenido la excusa de que los cánones son bajos y ellos no pueden hacer mantenimiento ni conservar el inmueble en condiciones sanitarias mínimas. A través de los años se han ido convirtiendo en edificios chatarras. No obstante, por debajo de cuerda cobran sobrealquileres.
En la ley de arrendamientos inmobiliarios vigente, similar a lo que hicieron con las prestaciones sociales, se castraron varios beneficios que protegían a las familias inquilinas solventes; hay que releer leyes viejas. Ignacio Arcaya firmó un Decreto-Ley protector del propietario.
Personaje cuyo mayor placer -más que la renta- es desalojar por desalojar; inclusive prefiere llevar a vivir a un pitbull, en lugar del ser humano que le pagaba un canon mensual.
Como cantaba Alí Primera: “Busco alguien que me diga, si él no se siente esclavo, al ver el hambre en los rostros, al ver un niño pringoso, al ver un hombre sin casa.”