Publicado en todosadentro
Semanario cultural de la República Bolivariana de Venezuela
Sábado 19 de Julio de 2008
Sábado 19 de Julio de 2008
Farruco Sesto
Hay revoluciones que son políticas. Que significan cambios drásticos en la estructura de gobierno de una sociedad. Pero ahí se quedan.
Cuando las revoluciones son, además, revoluciones sociales, eso las hace más interesantes. Al hacerse el pueblo presente, adquieren un rasgo considerable de legitimidad y consistencia.
Avanza el concepto cuando se va a la raíz de los problemas estructurales y la revolución se hace económica. Sin ello no podría hablarse, en rigor, de una revolución profunda.
Pero la más completa, la que cierra el cuadro, es la que alcanza el plano cultural, el de los valores. Ella es la revolución verdadera, la que se da en las cuatro dimensiones relacionadas entre sí, la política, la social, la económica y la cultural.
¡La dimensión cultural!
Es por eso que las revoluciones más auténticas en sus mejores momentos desarrollaron poderosos movimientos de vanguardia en las artes y en las letras, en lo estético, en las propuestas y búsquedas de creación.
De modo que la Revolución Bolivariana no puede quedar atrás en esto.
Necesita romper paradigmas en todos los aspectos. Una revolución se alimenta también de las rupturas. En la búsqueda de sus raíces más auténticas, explora nuevas formas, nuevos lenguajes, deja atrás antiguos estilos anacrónicos, cuando no decadentes.
Y así lo debemos hacer nosotros. Y así lo tenemos que hacer.
Hay un mundo por hacer. Los nuevos ciudadanos que están surgiendo, necesitan nuevas ciudades hechas a su medida, a su conciencia, para unas mejores relaciones humanas.
La nueva arquitectura, necesita ser expresión de los cambios, ser expresión de nosotros, de nuestro pasado y, al mismo tiempo, de nuestra intención de transformar el mundo.
Vivamos, pues, estos cambios profundos a través de las artes y del mayor arte de todos, el arte de hacer ciudad a la vez que se hace ciudadanía.
El Ministerio del Poder Popular para la Vivienda y Hábitat, anuncia su intención de contribuir a la revolución del diseño, que no tiene límites, que no debe tenerlos.
Debemos vivir una vigorosa revolución en lo proyectual. Talento hay de sobra para ello.