jueves, 1 de abril de 2010

Adjudicaciones no son mercancías

TEMAS Venezuela
Opinión
del 26 de marzo al 8 de abril de 2010


Adjudicaciones no son mercancías
Maglene Sierraalta
Una se pregunta ¿Será qué los políticos venezolanos todavía no han aprendido que este pueblo es otro? ¿No se han dado cuenta lo que hemos mejorado durante estos últimos once años?
El Comandante Presidente ha sido y es un Maestro. Gracias a él, ahora sabemos leer, interpretar, criticar y decantar a los diferentes políticos bobalicones y sus incoherentes palabras.
Julio Andrés Borges mantiene un discurso demagógico donde insulta al pueblo, tratándolo de ignorante en sus artículos profusos en falsedades indignantes.
Para ellos lo más importante de la propiedad privada es la “disposición” de la misma, no su conservación y mantenimiento. El dueño de la cosa puede hipotecarla, arrendarla, venderla y enriquecerse con la garantía de su chatarra.
Un dueño de inmueble hipoteca contando con el trabajo y la renta de sus inquilinos. A dicho empresario, el Banco le entrega una buena tajada en préstamo; pero quienes pagan son sus inquilinos. Así amasa fortunas con el trabajo ajeno. ¡Capitalismo puro!
Las inquilinas e inquilinos de vieja data, quienes durante décadas han mantenido y conservado el inmueble, se preguntan: ¿Cuál ha sido el trabajo productivo de ese dueño para merecer tales rentas?
Borges sugiere un proyecto de “Viviendas para todos”, con subsidios directos para los humildes, créditos financieros a 20, 25 y 30 años, y tasas de interés preferenciales según la capacidad crediticia de la familia. ¡Esto es lo que nos dá Chávez!
¡Ese es el proyecto de la Revolución Bolivariana! Se lleva a cabo y son muchas las familias que se han beneficiado de esos créditos de políticas habitacionales. Se entregan los subsidios en base a los salarios; por Ley no pueden pagarse cuotas que sobrepasen el 30% del ingreso familiar, intereses mínimos y otros.
Es más, a mi modo de ver considero que los “subsidios” han sido nefastos en el sistema inmobiliario. Sólo han servido para que empresarios y constructores especulen con los precios de las viviendas: se quedan con lo que gana el trabajador, lo que regala el Estado a través del Gobierno y lo que ganarán nuestros hijos y nietos.
El Socialismo contempla la vivienda como una necesidad prioritaria. No es una mercancía. Mal pueden las viviendas adjudicadas ser negociables bajo la especulación.
La vivienda es para quien la necesita. Si ese adjudicado va a negociar, se le debe quitar de inmediato la vivienda entregada. Así funciona la contraloría social del pueblo.