miércoles, 3 de febrero de 2010

Engels y la solución social al problema de la vivienda


TEMAS Venezuela
Opinión
del 29 de enero al 4 de febrero de 2010

Engels y la solución social al problema de la vivienda
Maglene Sierraalta
El folleto crítico de Frederick Engels, en contra de los escritos de Proudhon, hace más de siglo y cuarto: "Contribución al problema de la vivienda" (1873-1887), fue el insumo de mis primeras colaboraciones en Temas durante el año 2008. Me referí al mismo con la esperanza de revivir ideas para los proyectos de vivienda en nuestra Patria socialista.
Engels lo sintetiza claramente: “el problema de la vivienda no tiene solución bajo el capitalismo”; la condición esencial para iniciar la solución del problema es suprimir el contraste entre la ciudad y el campo.
En Venezuela, desde hace más de 80 años, la construcción de viviendas y venta han sido ideas proudhonianas, utópicas reformistas, convirtiéndose en la razón del agravamiento del problema a medida que pasan los años; y aún se mantienen en la revolución. Crece la población y no existe capacidad de pago familiar para calificar y convertirse en propietario de la misma, según las exigencias capitalistas. Y lo peor: es el tiempo quien gana la carrera. Es urgente colocar la vivienda al alcance de los asalariados, clase proletaria que no asume su rol.
Nosotros nos preguntamos al igual que Engels: “¿Cómo, pues, resolver el problema de la vivienda? Lo cierto, sin embargo, es que ya hoy existen en las grandes ciudades edificios suficientes para remediar en seguida, si se les diese un empleo racional, toda la verdadera «penuria de la vivienda». Esto sólo puede lograrse, naturalmente, expropiando a los actuales poseedores y alojando en sus casas a los obreros que carecen de vivienda o viven hacinados en la suya. Y tan pronto como el proletariado conquiste el poder político, esta medida, impuesta por los intereses del bien público, será de tan fácil ejecución como lo son hoy las otras expropiaciones y las requisas de viviendas que lleva a cabo el Estado actual”.
La lucha inquilinaria no puede cesar. Significaría abandonar a la espera de los desalojos de cientos de familias. Es prioritario continuar con el estudio de edificios iniciado por Juan. Articular y concretar un diagnóstico de proyecto factible de cómo negociar con los latifundistas de concreto, dueños de las viviendas alquiladas desde hace décadas, para así enfrentar la emergencia habitacional creciente ante los desalojos.
¿Impacto social? Basta acercarse al Tribunal 25º de Consignaciones.
Los edificios de inquilinos organizados según sus poligonales, en consejos comunales y posterior comuna, tendrían un papel más activo en los planes económicos de solución al problema de la vivienda en alquileres de vieja data.