TEMAS Venezuela
Opinión
del 2 al 10 de julio de 2009
Opinión
del 2 al 10 de julio de 2009
Palabra de Dios…
Maglene Sierraalta
En el pueblo soberano se han generado, una vez más, esperanzas y expectativas ante el anuncio del plan y posterior Resolución de los mecanismos para ordenar y regular las ofertas de ventas de las viviendas viejas. Es necesario acabar con la aberrante especulación desatada por administradores y propietarios al querer ellos ¡dictatorialmente! regir el libre mercado de los precios.
Criterios justos, sociales, es lo que pretende establecer el Ministerio de Obras Públicas y Viviendas (Mopvi), a través de las palabras de Diosdado Cabello, con el fin de contrarestar los caprichos y “satisfacer las aspiraciones de los propietarios”.
Desde Ciudad Bolívar, Barquisimeto, Maracay y Caracas, escriben esperanzados en que no sean simples palabras sino que se establezcan normas que beneficien a la mayoría estafada con alquileres millonarios, superiores incluso a siete salarios mínimos. Es una población explotada con una plusvalía de la que se apoderan los arrendadores.
Opiniones contradictorias al respecto, ¡es lógico!; el tema inmobiliario no tiene equidad. Existen poderosos dueños que sólo pretenden la ganancia; también quienes se aferran a su herencia, transformada en ganancia del mercado “procreada mediáticamente” y los débiles jurídicos quienes defendemos el derecho a la tenencia de una vivienda digna. Derecho cercenado al no poder alcanzar la tenencia por los altísimos valores en ofertas de venta y peor aún la gran especulación y estafas desatadas en las ofertas de alquileres por administradores y propietarios.
Debemos insistir: el soberano confía en la próxima estructuración del Sistema Inmobiliario. Al releer leyes y decretos de la década del 40, relativas al arrendamiento, se observa que al final de los 90 se aprovecharon de un momento prístino para eliminar la protección social al Pueblo venezolano. Hay que continuar luchando para recuperar las reinvindicaciones perdidas.
Responden los seudos inversionistas que “se van a Panamá” ¡Que se vayan! a ver si allá van a tener las mismas facilidades que les ha dado Venezuela durante 500 años. Quisiera ver si los márgenes de ganancias que les impondrán y los impuestos que deben pagar va a ser como los que están acostumbrados a tener en nuestro magnánimo país. En esta Patria, tanta veces manoseada e irrespetada, necesitamos constructores solidarios con la realidad económica de la familia venezolana. ¡No al explotador!
Criterios justos, sociales, es lo que pretende establecer el Ministerio de Obras Públicas y Viviendas (Mopvi), a través de las palabras de Diosdado Cabello, con el fin de contrarestar los caprichos y “satisfacer las aspiraciones de los propietarios”.
Desde Ciudad Bolívar, Barquisimeto, Maracay y Caracas, escriben esperanzados en que no sean simples palabras sino que se establezcan normas que beneficien a la mayoría estafada con alquileres millonarios, superiores incluso a siete salarios mínimos. Es una población explotada con una plusvalía de la que se apoderan los arrendadores.
Opiniones contradictorias al respecto, ¡es lógico!; el tema inmobiliario no tiene equidad. Existen poderosos dueños que sólo pretenden la ganancia; también quienes se aferran a su herencia, transformada en ganancia del mercado “procreada mediáticamente” y los débiles jurídicos quienes defendemos el derecho a la tenencia de una vivienda digna. Derecho cercenado al no poder alcanzar la tenencia por los altísimos valores en ofertas de venta y peor aún la gran especulación y estafas desatadas en las ofertas de alquileres por administradores y propietarios.
Debemos insistir: el soberano confía en la próxima estructuración del Sistema Inmobiliario. Al releer leyes y decretos de la década del 40, relativas al arrendamiento, se observa que al final de los 90 se aprovecharon de un momento prístino para eliminar la protección social al Pueblo venezolano. Hay que continuar luchando para recuperar las reinvindicaciones perdidas.
Responden los seudos inversionistas que “se van a Panamá” ¡Que se vayan! a ver si allá van a tener las mismas facilidades que les ha dado Venezuela durante 500 años. Quisiera ver si los márgenes de ganancias que les impondrán y los impuestos que deben pagar va a ser como los que están acostumbrados a tener en nuestro magnánimo país. En esta Patria, tanta veces manoseada e irrespetada, necesitamos constructores solidarios con la realidad económica de la familia venezolana. ¡No al explotador!