sábado, 5 de julio de 2008

Elogio de una cierta paciencia

Farruco Sesto
(artículo publicado en “todosadentro” – Criterio - Sábado 5 de Julio 2008 Semanario Cultural de la República Bolivariana de Venezuela)

A todas las personas que en estos días me han llamado, que me han escrito a mi correo, que me han entregado papeles o que, encontrándose conmigo en alguna situación, me han planteado su necesidad de vivienda y las dificultades para cubrir esa necesidad, les pido, por favor, un poco de paciencia.

Pero ¿qué tipo de paciencia? Bueno, les pido paciencia revolucionaria.

¿Qué quiere decir paciencia revolucionaria? Quiere decir aquella que mantiene la tensión, pero con una cierta tranquilidad, la que no se apoya en un estado de ánimo, ni mucho menos en una actitud de apocamiento o resignación, sino en la confianza de que el Gobierno bolivariano, con la participación protagonista del pueblo, va a ser capaz de dar solución a los grandes problemas colectivos.

Les pido aquella paciencia que no se entrega a los caprichos del azar, sino que toma partido en la construcción de la respuesta, pero sabiendo la magnitud de la empresa que se está acometiendo. Es decir, aquella que se dota a sí misma de una visión integral para trascender las fronteras de su legítima angustia.

Hay que entender que es imposible resolver cada caso, uno a uno, individualizándolo, atendiéndolo, por mucho amor, por mucho compromiso que se le ponga. Pues estamos ante un problema de inmensas dimensiones. De modo que, en este momento nadie tiene un racimo inacabable de viviendas para irlas adjudicando a fin de aliviar el drama de cada familia. ¡Qué más quisiera uno!

Es necesario comprender que por ese camino y con esa expectativa, la cosa no va a funcionar.

¿Cómo es, pues, que vamos a lograrlo? La única manera es utilizar la voluntad política para terminar de darle forma a las grandes políticas de Estado que debemos poner en práctica entre todos. De tal modo más temprano que tarde veremos cómo se van superando las necesidades. No estamos en cero. Es mucho lo que se ha avanzado, aunque no tanto como para cubrir las expectativas. Tampoco puede decirse que lo hemos hecho siempre en la dirección correcta. Unas veces sí y otras no.

Nos toca hoy destacar los aciertos para proseguir en ellos, y rectificar los errores. En lo personal estoy convencido de que muy pronto con esa paciencia revolucionaria, solidaria y activa, el problema de la vivienda en Venezuela dejará de serlo. Si hay alguien que pueda resolverlo es, justamente, el Gobierno del presidente Chávez.

¡Que siga la revolución!