sábado, 5 de julio de 2008

El capital y la vivienda

Artículo publicado en el Semanario TEMAS de Venezuela - Opinión - del 4 al 10 de julio de 2008


Maglene Sierraalta

Debemos ser honestos. Desde tiempos bíblicos, tenemos tropiezos para acceder una vivienda adecuada y digna.

Vigente aún, Engels relacionaría al problema directamente con el crecimiento geométrico de la población, las fuentes de trabajo y las comodidades que todos deseamos en servicios públicos vitales.

El déficit de viviendas crece continuamente; todos los gobiernos han colocado parches multimillonarios. Desde 1928, se aplican políticas gubernamentales que convierten al obrero en propietario. Se insta el regreso de la población al campo. Las directrices en las grandes ciudades han sido sanear los barrios. Proyectos para el ciudadano futuro, pero no soluciones para el colectivo que sufre la penuria de vivienda en forma inmediata, especialmente en Caracas.

El Inquilino es el otro actor de la problemática. Engels lo define como una persona pudiente; es quien pretende el uso temporal de la “cosa”. Aún siendo obrero tiene como pagar la renta.

En Venezuela no es así. En la zona metropolitana de la Gran Caracas existe una altísima población inquilinaria que ha tomado como asiento de hogar las hoy vetustas y depreciadas edificaciones. Inmuebles en los que sus propietarios sólo ven el Capital que debe generar la renta especulativa que ellos aspiran, olvidando el carácter Social de la vivienda.

Cuando analizamos la misma situación desde el punto de vista del Capital, nos encontramos con un choque: el Capital busca interés; desea les satisfagan sus aspiraciones. En materia de vivienda, el capital es un escollo para el proletariado. Al sistema capitalista no le conviene acabar, ni minimizar la penuria de la vivienda. Los capitalistas no quieren y el proletariado no puede.

Existe una población mayoritaria con ingresos limitados, que pueden aumentar progresivamente o por un golpe de suerte; pero también le pueden bajar en la medida que crezca su familia y aumenten sus necesidades. Son pequeños burgueses necesitados de vivienda que requieren la ayuda del Estado.

El recién nombrado Ministro del Poder Popular para la Vivienda y Hábitat, Farruco Sesto, expuso sus próximas líneas estratégicas en esta materia: la máxima industrialización de la construcción.

Son políticas revolucionarias hacia la masificación de viviendas a nivel nacional, a un costo acorde con los ingresos familiares y la capacidad de ahorro de la población.

La solución de la problemática de la vivienda requiere voluntad política a corto, mediano y largo plazo. En Revolución debe prevalecer lo Social sobre lo legal y lo económico.