Julio Escalona
Economía y guerra
La economía es subsidiaria de la geopolítica de un poder mundial que trabaja por el derrocamiento del gobierno bolivariano.
Históricamente, las revoluciones han estado limitadas por un poder que condiciona errores y la posibilidad de corregirlos. ¿Qué sería de la revolución cubana sin el bloqueo imperial? En tiempos de estrategia de guerra permanente y superioridad militar absoluta, las crisis no se resuelven sólo en el campo de la macroeconomía.
Los Estados soberanos son hoy el enemigo fundamental del capital y sus presidentes son los únicos en el mundo que son tales. Los demás son simples empleados.
El capital ha ido liquidando la autonomía monetaria, financiera y fiscal de los Estados limitándolos para elaborar políticas económicas y para ser Estados independientes. El caso más reciente es Grecia. Goldman Sachs, adulterando las cuentas de Grecia, logró que fuese admitida en la zona euro, con lo cual perdió autonomía monetaria y toda soberanía.
En la disputa por la renta petrolera no ha habido tregua con el sector privado transnacional. Después del golpe de abril de 2002, el presidente Chávez pidió perdón, instaló mesas de diálogo y reinstaló al mando de Pdvsa a la burocracia transnacional. ¿Qué pasó? Que esa burocracia salió de nuevo a derrocar el Gobierno. Reconozco errores gubernamentales, pero eso no significa que hay que hacer concesiones al sector privado transnacional. La dirección opositora no se está preparando para una negociación, sino para derrocar al Gobierno. Sus presiones para que se suspendan los controles no pueden ser vistas sino como posibilidad para liquidar las reservas internacionales, agudizar la escasez y la especulación.
El presidente Maduro lo intentó con el empresario Lorenzo Mendoza, verdadero líder de la oposición. Resultado: más especulación y escasez. Sólo cuando el Presidente tomó medidas radicales se vislumbran salidas para enfrentarse a los golpistas, pues el pueblo va viendo más claro y el chavismo se ha moralizado. Ahora hay que derrotar la corrupción, principal aliado de la derecha para hacer fracasar las recientes medidas así como lo hizo con los controles de Cadivi.
El Gobierno no puede solo, pero no es pactando con la oposición transnacional, pues el mismo Estado necesita más pueblo movilizado y un firme “golpe de timón”. Comuna o nada. El presidente Maduro lo sabe.